La magia de Moneyball: Cómo la apuesta $40M de los Atléticos de Oakland se convirtió en un modelo para el éxito
En 2003, mientras los poderosos Yankees de Nueva York gastaban 153 millones de dólares en busca de otro título, un pequeño equipo de Oakland, que operaba con sólo 40 millones de dólares, reescribió silenciosamente las reglas del béisbol y del deporte en sí.
Esta es la historia de los Atléticos de Oakland, Billy Beane, y cómo unas cuantas hojas de cálculo de Excel desencadenaron una revolución que lo cambió todo.
Las viejas costumbres del béisbol se rompieron
En aquella época, el béisbol se regía por la tradición. Los cazatalentos confiaban en su instinto y buscaban jugadores con aspecto de estrella: la cara bonita, la complexión alta, el swing perfecto.
Pero Billy Beane, gerente general de los Atléticos de Oakland, vio lo que otros pasaron por alto: el juego no se trataba de tu apariencia, sino de tu producción.
Mientras todos los demás perseguían promedios de bateo y reyes de jonrones, Beane descubrió una verdad oculta: el porcentaje en base (la capacidad de simplemente llegar a la base) importaba mucho más cuando se trataba de ganar juegos.
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El ascenso de los rebeldes de las estadísticas
Armados con sabermetría (una palabra elegante para referirse a estadísticas avanzadas del béisbol), Beane y su equipo dieron vuelta el juego.
No buscaban superestrellas. Buscaban inadaptados, jugadores que el resto de la liga ignoraba, pero cuyos números, en silencio, gritaban excelencia.
¿Un ejemplo perfecto? Scott Hatteberg.
Tras una lesión de codo, Hatteberg ni siquiera podía lanzar una pelota correctamente. Otros equipos lo descartaron. Pero los Atléticos se fijaron en su porcentaje de embase de .373 y, por tan solo $950,000, lo ficharon y le enseñaron a jugar en primera base.
Mientras la élite del béisbol se reía de sus tácticas de “nerds informáticos”, los A's salieron e hicieron lo impensable: ganaron.
20 victorias consecutivas y un momento para la historia
Los críticos se burlaron de ellos, ESPN se burló y los cazatalentos rivales pusieron los ojos en blanco. Pero los Atléticos no solo ganaron, sino que tuvieron una racha histórica, acumulando 20 victorias consecutivas y estableciendo un récord de la Liga Americana.
Y, como era de esperar, fue el ignorado Scott Hatteberg quien selló esa vigésima victoria, con un jonrón de oro para dejar tendido al rival después de que los Atléticos remontaran una desventaja de 11 carreras. Fue el final perfecto de Hollywood (y sí, hicieron una película sobre ello: Moneyball).
Al final de la temporada, los A's habían ganado 103 juegos, lo mismo que los Yankees, pero con un presupuesto de casi un tercio del tamaño.
La revolución se extendió más allá del béisbol
Los Atléticos de Oakland demostraron una verdad simple: ganar no se trata de gastar mucho, se trata de ser inteligente.
Poco después, los Boston Red Sox adoptaron sus ideas y pusieron fin a su sequía de 86 años sin ganar la Serie Mundial. Las firmas de Wall Street comenzaron a contratar estadísticos de béisbol. La NBA dejó de ser fanática de los tiros en suspensión de media distancia. Los equipos de la NFL comenzaron a reclutar de forma más inteligente.
Un pequeño equipo con unas cuantas hojas de cálculo no sólo cambió el béisbol: cambió la forma en que el mundo entero piensa sobre la competencia, el valor y el éxito.